miércoles, 5 de octubre de 2011

A♥

Grítalo a los cuatro vientos, escríbelo en el cielo, esto se ha acabado. Yo era feliz, y ahora mi corazón está destrozado. Mira mis lágrimas, míralas rodar por mi rostro como ríos sin un cauce fijo. Fíjate en lo que has hecho de mí, yo antes era fuerte, nadie tenía una sonrisa tan sincera como la mía… y mírame ahora, destrozada, tirada, sin fuerzas, como una marioneta cuyos hilos solo son manejados por los latidos de tu corazón, por la intensidad de tu mirada. Y lloro… lloro. Y casi sin darme cuenta llega ese sentimiento, ese sentimiento cálido en el pecho, igual que el calor que se siente en el interior después de tomar un trago de un café aún humeante, como una ráfaga de viento cálido en el rostro en pleno invierno, como la calidez de un abrazo sincero; me siento liberada… si, hablo de ese sentimiento que se tiene después de llorar, cuando las heridas del corazón han cicatrizado un poco más. Ya no caen más lágrimas por mi rostro, pero mi corazón está abrumado, antes era grande, hermoso, fuerte, lleno de amor y ahora… ahora está vacío. Late, porque tiene que hacerlo. Bombea la sangre una y otra vez… rutina; pero ya no da un vuelco con cada sorpresa que da la vida, ni parece explotar cuando la felicidad se expande por cada milímetro de mi ser, ya no se para repentinamente cuando te veo llegar, ni se acelera con la adrenalina de ser vencedor en una carrera… solo se encoje y se encoje... Solo llora.

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